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martes, 15 de marzo de 2011

La cerilla




Entre todos los números, Cerilla era la más vivaz, la más dicharachera, la que más animaba todas las reuniones, los encuentros de contabilidad o las fiestas de cálculo.
Parecía tener una llama natural con la que encendía cualquier reunión o grupo de números sobre el que se posara. Era inteligente y, a pesar de su juventud, conocía bien la personalidad de cada uno de los dígitos, sus virtudes y hasta sus manías: Sabía de la arrogancia del 1, del sentido un tanto barroco de la estética del 2, la obsesión por adelgazar del 8, o los escandalosos encuentros eróticos del 9 cuando se iba de copas con su amigote el 6, en los que acababan participando todos los números mayores del 18.
A Cerilla le habían puesto ese sobrenombre por ser hija de Cero, fallecido un par de años antes, durante la última crisis, pues tanto lo inflaron hacia la derecha, que el pobre cayó fulminado en una playa de las Bahamas, agotado y víctima del temible karooshi.
Cerilla lloró desconsoladamente la desaparición de su padre, pero concluyó que no habría mejor forma de honrarle que aprender de los errores cometidos y que le llevaron a tan trágico final, a fin de enmendar, en lo posible, los dañinos efectos de la crisis que había terminado con su vida.
Tras mucho meditar, y viendo la torpeza con que los humanos hacían uso de su mágico poder de multiplicar por diez cada cifra a la que ella se acercaba, decidió renunciar a tal poder y, dando un salto ser, desde ese momento, y para siempre, una cerilla, o un cero, de la izquierda.

Falta un tema


Falta un tema, pero no es un tema para compartir, pues sobre ese tipo de temas ya hemos demostrado sobradamente que, para nosotros, cualquier tema es bueno, que lo que no germina en una mente florece en otra y, hoy por tí y mañana por mí, nunca falta leña para encender la hoguera de las letras.

Otro asunto es el tema personal que cada uno tiene que afrontar a diario, su día a día, su universo único, intransferible y nunca lo suficientemente compartido.

Pero ese es otro tema . . .

Nekovidal 2011– nekovidal@arteslibres.net

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