“Dejemos de repetir a los jóvenes la vieja y sangrienta mentira: es dulce y honorable morir por la patria.”
Primero llegó el terror a ser alistados, pacifistas como eran ellos.
Luego el temor a no serlo, al escarnio público, a ser tachados de cobardes...
Finalmente siguieron el luminoso camino que, decían, señalaba la patria, y que conducía a la gloria.
El terror en las filas se desataba cada mañana ante la llegada del sargento primero. El terror de la instrucción fue constante pero no sirvió para imaginar cuanto habría de venir...
Aun tardaron un tiempo en darse cuenta que lo más terrorífico era que hubiera filas interminables de personas camino al matadero con la excusa de evitar terminar en el matadero...
Hoy muchos se preguntan de que sirve una patria sin personas que la habiten. Otros, sin embargo, aún creen que mejor una patria con dos patriotas y miles de muertos alrededor, que una tierra en la que quepa quien no piensa como tú.
Nekovidal 2009 – nekovidal@arteslibres.net
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