Mijaíl
Bulgákov
Como
ocurre tristemente demasiado a menudo
muchos autores son víctimas del olvido intencionado.
Sus
obras son poco o nada conocidas porque en su momento criticaban la situación de
su país y por tanto resultaban incómodas .Todos sabemos que se puede inducir la
tendencia hacia un determinado tipo de cine, literatura y arte en general a
través del abrigo o el olvido de las instituciones. Todos los regímenes
políticos tienen su intelectualidad de cabecera. Que garantiza el grado de
ilustración de los mandatarios. Sin embargo, son siempre mal vistas las
opiniones críticas o disonantes. Bulgákov es un ejemplo más dentro de ese grupo
de autores intencionadamente olvidados.
Descubrimos
al acercarnos a su obra a un autor con una enorme capacidad de provocar la risa
con sus inteligentes escritos al tiempo que realiza una crítica a la situación
que se vive en esos momentos en su país, que nos es otra que la Rusia comunista.
Sus personajes, son seres atrapados por unas circunstancias que demarcan sus vidas
paso a paso sin lugar apenas para la decisión propia. Un estado asfixiante y cooperativo
que anula al tiempo que ayuda a sus ciudadanos. En Los Huevos Fatales, una
excelente novela corta, Bulgákov nos narra la historia de un eminente investigador,
cultísimo y solitario, al que su propia esposa ha abandonado y que vive en la
sola compañía de su criada. Su propia exquisitez le han convertido en un ser
aislado e incomprendido pues solo vive para servir a la ciencia a la cual cree representar.
Es un ser efectivamente ilustrado frente a una masa adoctrinada y embrutecida
que no ve más allá de su realidad más inmediata. Y que después de muchos
avatares nos conducirá hasta un trágico final.
Pero
sin duda la obra más importante de Bulgákov es El maestro Y Margarita, en la
que el autor despliega un enorme abanico de posibilidades literarias y en la
que describe una vez más una sociedad perdida en su propia burocracia.
En
la que el individuo no tiene cabida y queda absorbido y anulado por la masa, el
grupo compacto, que se deja arrastrar. Por eso sus personajes terminan por
enloquecer o son tomados por locos. La salida es la imaginación, sobrevolar
como hace Margarita, la realidad. El Maestro y Margarita tiene tintes
biográficos y eso le da quizá esa carga de emotividad que tiene toda obra en la
que el autor retrata algo de su propia vida.
Todo
es cuestionado, porque donde está el límite entre lo que vemos y lo que es
fruto de lo que nos inducen a ver.
La
derrota está presente porque los personajes a duras penas pueden luchar contra
su destino pero al mismo tiempo es posible la esperanza, porque somos dueños de
lo que soñamos o ¿no?
La
lectura de El maestro y Margarita resulta a veces desconcertante y retadora. La
realidad es algo quebradizo y frágil, manipulable y cambiante que puede
tornarse en cualquier momento.
Begoña Ramírez Joya
Diciembre de 2013