El
camino
El camino fue largo, muy largo, acostumbrada a
viajar en avión sentarme en un coche, tren o autobús me costó bastante.
Sin embargo por diferentes razones que en su momento pensé valederas, decidí
irme en autobús.
Recuerdo que ya hace mucho tiempo solía recorrer
dos o tres veces por año una distancia de dos
mi kilómetros generalmente en coche, sin embargo y a pesar
de no ser la única ni la principal conductora, inevitablemente hacia una
importante parada aproximadamente en la mitad del camino, que incluía cena
y hotel prosiguiendo el camino luego de un merecido descanso. Nunca hice los
dos mil kilómetros sin ese importante descanso.
Esta vez el coche era un autobús y repetir
costumbres del pasado no eran oportunas por diferentes razones.
Tuve tiempo de pensar, tengo esa mala costumbre, mi
mente no para, cuesta callarla, calmarla y mucho mas distraerla.
El camino, el increíble silencio que reinaba y
el ocio forzoso me daban la oportunidad de hacerlo. La carretera no era mi
responsabilidad por lo que podía dejar vagar mente y mirada aún cuando
cerrara los ojos y siguiera solo mirando hacia dentro.
Me dí cuenta una vez mas, aunque esta
muy gráficamente, que lo importante no es llegar, lo importante es
el camino, durante el haces planes, sueñas, saboreas el dulzor de los buenos
momentos que pasarás, los lugares que visitarás, las personas que estrecharas
entre tus brazos y tantas cosas como grande sea tu propia fantasía.
El camino tiene momentos hermosos de paisajes
increíbles y de encuentros inesperados, situaciones divertidas, extrañas,
dantescas.................. sin embargo llegar, de alguna manera es romper la
magia, chocar con la realidad, terminar una etapa, poner punto final a algo,
despedirse de una parte nuestra que para siempre hemos dejado ahí.
Quizá por eso tantos buscadores pueblan el Camino de
Santiago día a día y año a año, no digo que muchos no hayan
encontrado lo que buscaban o bien se hayan encontrado a si mismos con él, pero
sí me animo a decir, sin nunca haberlo hecho, que la importancia del camino, no
solo ese si no de cualquier camino, es totalmente metafórica, somos nosotros
mismos haciendo el camino de nuestras vidas, con tropezones,
encuentros y desencuentros, momentos radiantes, situaciones de desanimo,
y muchos, muchos momentos de soledad y reflexión.
Cada vida es un camino, y cada ser humano es un
camino en si mismo, por eso voy o vengo, vivo y disfruto, recuerdo con amor a
todas y cada una de las personas que han compartido mi camino, que
me han guarecido de la lluvia o el frío, o me han acercado un pañuelo
para secar las lágrimas de algún infortunio, pero ya
no están, ellos quedaron en el camino.
Por alguna razón yo sigo en el y la
encuentre o no, tengo que seguirlo con entusiasmo, alegría y
mucho agradecimiento ya que como dice Eladia Blazquez: "no es lo mismo que
vivir honrar la vida".
Intento honrar la vida, por lo que trato día
a día de seguir el camino y disfrutar de los buscadores
caminantes que me acompañan hoy.
No siempre es fácil.
Alicia
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